martes, 14 de junio de 2011

lunes, 13 de junio de 2011



Junto con el tratamiento específico de la neoplasia, se debe intentar mantener al paciente a un estado óptimo de salud, esto quiere decir, manejar las infecciones, la anemia, el estado nutricional, etc. para que así reciba la quimioterapia, radiación y/o cirugía en las mejores condiciones.
El tratamiento de todo cáncer tiene como objetivo principal, obtener y mantener la remisión clínica completa. El paciente puede considerarse curado si la remisión se ha mantenido por un espacio de 3 a 5 años después de finalizado el tratamiento, dependiendo del tipo de tumor; por ello el tratamiento puede dividirse en inducción de la remisión, consolidación y mantención. Si el tratamiento no ha sido lo suficientemente prolongado o intenso, pueden quedar células tumorales remanentes y el tumor vuelve a crecer.
Se reconoce mundialmente la importancia de desarrollar protocolos cooperativos nacionales e internacionales, como una excelente arma para mejorar los resultados. El único país de Latinoamérica donde se da esta situación es Chile.
A)Quimioterapia: Es la administración de agentes químicos que inhiben la proliferación celular, se administran en esquemas de poliquimioterpia de acuerdo a protocolos nacionales, en centros especializados. Su administración puede estar asociada a efectos adversos desagradables y potencialmente letales.
Las vías de administración son: oral, endovenosa (usando jeringa, fraccionador, mini bolsa, en infusión continua o en forma directa), subcutánea e intratecal. (5)

B)Radioterapia: Es una forma de tratamiento local del cáncer a través de la administración de radiaciones ionizantes. Como todo tratamiento médico no está exenta de complicaciones. Se puede utilizar en forma profiláctica, terapéutica o con fines paliativos. Los métodos de administración son: (6)
• Braquiterapia o radioterapia interna. Corresponde a una modalidad de administración de radioterapia, que se utiliza en casos de tumores localizados en zonas de difícil acceso (en rabdomiosarcomas de uretra o vejiga), donde se colocan unos dispositivos en forma quirúrgica, que contienen el material radioactivo y que actúan localmente, disminuyendo los efectos sobre los tejidos vecinos.
• Teleterapia o Radioterapia externa

C)Cirugía: La resección quirúrgica es la forma más antigua de tratamiento del cáncer. Puede ser realizada con fines diagnósticos, terapéuticos o paliativos. (6)

D)Transplante de médula ósea: Es la infusión de precursores hematopoyéticos, con el fin de rescatar al paciente de la aplasia medular que se produce después de administrar terapias de gran intensidad. Existen 2 tipos principales dependiendo de la fuente de precursores hematopoyéticos: Alogénico y Autólogo.
Todos los tipos de cáncer, incluyendo los que se dan en la infancia, tienen un proceso patológico común: las células cancerosas crecen de forma descontrolada, adquieren tamaños y morfologías anómalos, ignoran sus límites habituales en el interior del cuerpo, destruyen células vecinas y, al final, se acaban extendiendo a otros órganos y tejidos (lo que se conoce como metástasis).

Conforme las células cancerosas van creciendo, consumen cada vez más nutrientes del cuerpo. El cáncer consume la energía del niño que lo padece, destruye órganos y/o huesos y debilita las defensas del organismo contra otras enfermedades.

En EE.UU., el cáncer solo afecta a 14 de cada 100.000 niños cada año. Considerando todos los grupos de edad, los cánceres más frecuentes en la infancia son la leucemia, el linfoma y el cáncer cerebral. A partir de los diez años, también hay una mayor incidencia de osteosarcoma (cáncer de huesos).

Cada tipo de cáncer afecta a distintas partes del cuerpo, y sus tratamientos y tasas de curación también son diferentes.

Por lo general, los factores que desencadenan el cáncer en los niños no suelen coincidir con los que lo desencadenan en los adultos, como el hábito de fumar o la exposición a toxinas medioambientales. En contadas ocasiones, los niños que padecen determinadas afecciones de origen genético, como el síndrome de Down, tienen un riesgo incrementado de desarrollar cáncer. Asimismo, los niños que se han sometido a quimioterapia o radioterapia a raíz de un cáncer previo también tienen un riesgo incrementado de presentar otro cáncer en el futuro.

De todos modos, en la mayoría de los casos, los cánceres infantiles se desarrollan a raíz de mutaciones (o cambios) no heredadas en los genes de unas células que todavía están en proceso de crecimiento. Puesto que estos errores ocurren al azar o de forma impredecible, no hay ninguna forma eficaz de prevenirlos.

Es posible que un pediatra detecte algunos de los primeros síntomas del cáncer en la revisión médica periódica de un paciente. De todos modos, algunos de estos síntomas (como fiebre, ganglios linfáticos inflamados, infecciones frecuentes, anemia o moretones) también son propios de infecciones a otras afecciones que son mucho más frecuentes que el cáncer. Por este motivo, es lógico que tanto los pediatras como los padres sospechen otras enfermedades propias de la infancia cuando aparecen los primeros síntomas de cáncer.

Una vez diagnosticado el cáncer, es importante que los padres busquen ayuda para su hijo en un centro médico especializado en oncología pediátrica (tratamiento de cáncer infantil)

jueves, 12 de mayo de 2011


La aparición de la Oncología Pediátrica como especialidad nace como respuesta
a una demanda de la profesión médica y de la sociedad en general para cubrir una
necesidad evidente, como es la de proporcionar asistencia médica a un grupo de
niños que padecen enfermedades malignas. El cáncer infantil en los últimos años ha
ido adquiriendo gran importancia en el ámbito de la pediatría. Hasta hace algunos años,


el cáncer infantil era considerado una rareza por los médicos generales e incluso por muchos
pediatras sobre todo a nivel de asistencia


El cáncer infantil tiene cada vez más importancia
en el ámbito de la pediatría; entre otras
razones por ser la segunda causa de mortalidad
en la infancia. La posibilidad de detectar alteraciones
genéticas y moleculares en las células
tumorales puede permitir individualizar el riesgo
de los pacientes y, en consecuencia, utilizar
tratamientos igual de efectivos pero menos tóxicos.